En la placita, delante de la fuente de las burbujas y las brujas, han montado el símbolo del solsticio de verano: un inmenso falo vegetal. Mientras lo observo siento el vibrador del teléfono en el bolsillo del pantalón. Reconozco la voz. Pregunta sin saludar.
—¿Lo has pensado? Me gustaría mucho que fueras conmigo. Todavía puedo comprar otro pasaje de tren.
—Lo siento. No me parece bien.
—Son solo mis hermanas, sus hijos y algunos vecinos. Mis cuñados estarán borrachos todo el tiempo.
—Nos conocimos hace muy poco. Pasar el midsommar con tu gente, es darle mucha seriedad a una relación que solo comienza.
—Llevábamos chateando más de un año. Nos encontramos en la vida real hace cinco meses. ¿No es suficiente seriedad? Para nosotros los suecos esta celebración es casi tan importante como las navidades. Es algo muy familiar.
Vuelvo a mirar el poste adornado. Es una alegoría pagana de fertilidad, igual que el festejo. Las ciudades se vacían y todos se van al campo a casa de parientes o amigos íntimos. Se bebe, come, canta y baila. Es el medio del verano, el día más largo del año, el sol de medianoche.
En mi primera época en Suecia quise participar en estas fiestas. A la tercera fue la vencida. Demasiado alcohol, poca música y menos baile. Canciones infantiles, constante brindar con snaps o aguardiente, después de cada bocado de arenque ahumado o encurtido. Al menos diecisiete brindis con alcohol casi puro. Imposible apreciar la luz al llegar la medianoche. El regalo más preciado de la naturaleza en estas latitudes.
Contemplo las flores que adornan el palo, bastante mustias ya. Hago una foto después de despedirme con dulzura. Guardo el teléfono. Entro al mercado.
Mañana ninguna nube se interpondrá entre mis ojos y el sol de medianoche. Eso espero.
junio 20, 2014 en 9:48 am
Curioso evento. Me recuerda algunas pseudo-romerías, pero sin aguardiente y esas cosas. Si alguna vez me dejan entrar en Suecia me apuntaré a la primera fiesta de fertilidad que se me ponga al paso, odio ser exigente. Gracias por el reportaje. Abrazotes
junio 20, 2014 en 11:44 am
Tal pareciera que te hace falta un poco del calor latino por aquellas tierras.
Mucha suerte y felicidad!
junio 21, 2014 en 4:01 am
Como curiosidad es interesante.
En su origen era una gran bacanal, en la que si me hubiera gustado participar. 🙂 El cristianismo la convirtió en una celebración infantil con alcohol.
Hace unos años IKEA hizo un comercial que fue prohibido pero trascendió. Exagerado, con el típico humor sueco, con un trasfondo realista. 🙂
Un abrazo, Manolito.
junio 21, 2014 en 4:18 am
Muy real, David.
Mis pocos amigos latinos abandonan el barco. Veinte años de frialdad es demasiado para los huesos y el alma. 🙂
Imagínate que estamos en pleno verano, hace dos días llovizna, todo cubierto de nubes y 12 grados centígrados.
Pero, no me quejo. Es que soy tauro, con ascendente en tauro y gradiente en tauro, (en fin: terco) una carta austral complicadita… 🙂
Gracias, suerte y felicidad para tí también.
junio 21, 2014 en 10:25 am
Bueno, este video es más humanista y creíble. Si en algún momento lo convierten en bacanal global no dejes de avisar con tiempo. Aquí gusta mucho la cultura sueca. Abrazotes
junio 21, 2014 en 3:02 pm
Entonces creo que deberé dejar de quejarme de los 35 grados centígrados que a diario tengo aquí.
Saludos.
junio 24, 2014 en 10:41 am
En España aún se conserva, en ciertos lugares, una tradición llamada Las cruces de Mayo. Son reminiscencias de fiestas ancestrales, «paganas», que conmemoraban los ciclos agrícolas. Al ver tu reportaje recuerdo esas cruces «vestidas» con adornos y flores y celebradas, amén de su sentido religioso, como un canto a la fertilidad y a la alegria de vivir. Gracias por los recuerdos…
junio 24, 2014 en 9:32 pm
Gracias Javier.
Lo que me cuentas es muy interesante. La mezcla de la celebración del Beltane celta (creo) e incluso las festividades de la diosa egipcia Isis o de la romana Maia, se ha logrado de una manera inexplicable, vía Imperio Romano, que no llegó aquí.
En Nicaragua y el Caribe angloparlante se «baila» el palo de mayo, fusionado con el panteón de los esclavos yorubas. Una conmemoración siempre pagana.
Aquí se celebra algo parecido la noche de Walpurgis (abril 30) y se vuelve a tocar en el solsticio de verano, bailando alrededor del «palo de verano», que en otros lugares es el de mayo. Sorprendente transposición de tradiciones? Ciclo agrícola común?
Lo cierto es que ramas y raíces se enredan en ese «canto a la fertilidad y a la alegría de vivir», como bien defines.
Gracias, por provocarme la curiosidad. Quise tocar la fiesta sin profundizar, pero es inevitable investigar, para el próximo verano.