DESPUÉS DE LA MEDIA RUEDA

Bitácora nostálgica, de un cubano que vive hace más de dos décadas en Suecia

La noche de la Guajira Guantanamera

15 comentarios

Me había acostado temprano. De día, el lago vecino al hotel Zaza, uno de los más feos de Cuba, servía de entrenamiento para remeros de un próximo campeonato mundial. Después de ponerse el sol no había otra ocupación que dormir. Desperté escuchando guitarras, voces, palmadas… Me asomé al balcón de mi habitación. Alrededor de la piscina un grupo de jóvenes cantaba.

Unas horas antes habían llegado los equipos norteamericano, canadiense y soviético, eran ellos, con los argentinos, los españoles y los mexicanos, los que guitarra en mano coreaban canciones de Beatles, Rolling Stones y otros.

Me vestí y bajé. Donde quiera que hubiese jolgorio y alegría, estaba yo. Tendría un poco más de veinticinco años. Ya trabajaba en el teatro Mella, rodeado de grandes músicos amigos de su director, el guitarrista y compositor Sergio Vitier.

Para mi desgracia, a mi llegada a la alberca los instrumentistas se habían empantanado en un rasgueo complicado. El resto conversaba.

Guantanameros son los habitantes de Guantánamo, un pueblecito allá por casa del carajo.

Uno de mis compatriotas le decía a un muchacho que parecía mexicano.

Pero ahorita no me has dicho que es una guajira.

Una campesina.

Algunos lo miraban esperando una explicación menos simplista. Yo no sabía entonces que los guajiros eran indígenas de Colombia y Venezuela. Los colonialistas los habían llevado a trabajar al campo en nuestra isla hacía siglos. Parece que les habían dejado de regalo el nombre a los campesinos más alejados de las poblaciones. Los interventores norteamericanos clamaban que era un invento suyo, al llamar war heroes (guarjiroes) a los héroes de la guerras independentistas. A estas alturas, los sabelotodos no se han puesto de acuerdo. Sin embargo, quise tirarle un cabo al interpelado.

Se usa para nombrar a los que han trabajado el campo, monte adentro. Pocos han podido estudiar por la lejanía de las escuelas pero el trabajo los ha hecho recios como troncos. Es una palabrita bastante irrespetuosa.

¿Y entonces de qué va la canción? —preguntó alguien con acento castellano.— ¿De racismo?

No creo, aunque nadie sabe como empezó. Aquí se ha cantado siempre de manera distinta, echando mano a décimas improvisadas. El mismo Joseíto Fernández contaba varias versiones diferentes de como compuso el estribillo. Que si una novia de Guantánamo que le regalaba merienda, que si un piropo que usaba con las mujeres bonitas…

Algunos aseguran que no la compuso el gran Joseíto, según ellos era una tonada campesina tradicional. Hay hasta quien tiene evidencias de una procedencia española. Se ha escrito mucho sobre el origen de la Guantanamera, nada definitivo aún. Yo entonces, ni eso sabía.

No, jodas habanero. Lo ví hace años por la televisión hablando de eso y metía otra historia. —protestó otro compatriota.

Lo ví también y recuerdo que Joseíto contó como nunca registró el estribillo a su nombre. Empezó a usarlo en un programa de radio sobre la Crónica Roja por los años treinta o cuarenta. Repentizando sobre los asesinatos o cualquier delito.

Me defendía como podía. Menos los rusos y los yanquis, todos estaban pendientes de mis palabras. El que parecía más tímido de los cubanitos, levantó la mano para hablar, como si estuviese en la escuela:

Eso es verdad. Mi madre me lo contó. El programa se llamaba El suceso del día. Joseíto cantaba décimas sobre un Fulano que le había metido una puñalada a Mengano o un Zutanito que le había robado los ahorros a su tío ciego… Por eso en Cuba decimos: cuidado, que te van a cantar la Guantanamera, cuando alguien se está metiendo en problemas.

El programa lo oía toda Cuba. Lo estuvieron pasando por la radio casi veinte años. —Confirmó otro de mis paisanos.

¿Entonces, no es una canción patriótica? —Interrumpió un extranjero en voz muy alta, con un evidente tono de ira.

Nada de eso. Cuentan que en los sesenta, Pete Seeger se la oyó cantar a un coro de boy scouts, dirigidos por un cubano exiliado. El hombre le había puesto por texto uno de los Versos Sencillos de José Martí. Seeger empezó a cantarla por medio mundo.

Pues en América Latina se cree que es un himno revolucionario. Y tú dices aquí que la letra se la puso un gusano…

Es lo que he oído en mi trabajo, dicho por gente que sabe de música. También me contaron que la Guantanamera se ha hecho famosa gracias a un norteamericano que canta en castellano arrastrando las erres y que nunca le pagó un centavo por derechos de autor a Joseíto Fernández…

Los guitarristas rubios habían desistido de hacer ruido con las cuerdas y nos miraban, extrañados.

El sudamericano del himno revolucionario apretaba con fuerza el borde de su hamaca, otro de sus compañeros parecía dispuesto a saltar sobre mí. Ninguno de los dos pronunciaba una palabra pero si las miradas hubieran sido balas… Sonreí, levanté los brazos en señal de rendición. El silencio continuaba aún después de eso, hasta que el más fuerte de los remeros levantó la voz.

¡Caballeros! Los cubanos no sabemos que coño pasa en México, el Norte o Argentina pero entendemos las cosas de aquí. El habanero no ha ofendido a nadie, nada más contó de donde salió la Guantanamera.

Are you talking about the Guantanamera?

Indagó uno de los norteños y comenzó a cantar el estribillo, acompañado de su guitarra. Espontáneamente se armó un coro con acentos de toda España y de Alaska a la Patagonia.

Los cubanos marcamos la clave del son con las palmas, los rusos callaron desconcertados. A los beligerantes no les quedó otro remedio que acompañarnos.

Desde aquella noche, en que estuvieron a punto de cantármela, me empezó a gustar más la Guajira Guantanamera.

Autor: ernán dezá

Me las doy de aprendiz de curioso con ambición de croniquista. Ya voy viviendo mi sexta década, parte en Cuba, parte en Suecia. Tengo algunas cosas que contar y otras que mejor no cuento.

15 pensamientos en “La noche de la Guajira Guantanamera

  1. Fantástico una vez más, Ernán. Un abrazo.

  2. Una vez estaba en la bahía de Guayabitos en Nayarit México. En un restaurante de carnes asadas (lo único que se dignan a comer los gringos por allá) había un grupo turistas norteamericanos con cara de pocos amigos. Estaban de mal humor por la combinación calor-vendedores ambulantes-falta de microbikinis cuando entro a local un hombre de unos setenta años con una guitarra que había visto años mejores.
    A pesar de las expresiones de fuck off que hicieron los comensales, el hombre comenzó a tocar Guantanamera. Los turistas detuvieron sus críticas para asegurarse de que fuera la canción. ¡Se unieron al coro como si estuvieran muy borrachos! Conforme la canción continuaba los ánimos se relajaron y la cerveza corrió. A Guantanamera le siguió la Bamba, bésame mucho, sabor a mi, you must be dancing now y una versión tropical de a mi manera.
    Los turistas terminaron su cena de mucho mejor humor y con esperanzas renovadas de encontrar un microbikini. Al hombre septuagenario abandonó el local con un rollito de dólares atorado entre las cuerdas de su guitarra.

  3. Como dicen en Andalucía, ¡Qué arte tienes! Que manera más bonita de acercarte a esta canción. Te dejo un vídeo que creo te gustará, es del colectivo Playing for change, el poder de la música en la calle.
    Saludos

  4. La primera vez que escuchamos esta versión de Playing for change de Guajira Guantanamera éramos un grupo de cubanos, dos que viven en Madrid y los demás aquí. Todos terminamos llorando.
    Este milagro, con paisanos que viven en la isla y otros del exilio cantando a un mismo tiempo, cumple un sueño de todos los cubanos que se respeten: algún día podremos unirnos, sin diferencias políticas, ni lejanías abismales y cantar, bailar, conversar… como compatriotas que somos.
    Gracias Raú, por los comentarios y por el espléndido regalo. La música nos sigue uniendo.

  5. Ojalá pudiéramos calmar a todas las fieras norteamericanas, rusas, fundamentalistas… con música. A mí con Sabor a mi y Bésame mucho me basta y sobra para ponerme feliz.
    Orfeo no la tendría fácil en estos tiempos de miseria, crisis, ambiciones desmedidas, consumismo y pérdida de valores.
    Por suerte hay gente buena todavía en este mundo. Esperemos que eso nos salve.
    Un abrazo, amigo y gracias por la anécdota.

  6. Gracias Carlos. Los versos de José Martí hacen inolvidable este son montuno o tonada campesina, según se cante. Me alegra te haya gustado. Otro abrazo para ti.

  7. Ernán, el son se nos mete en la piel, penetra los oídos, llega a la sangre. No tiene edad, viejos y niños lo sienten por igual y se mueven a su ritmo. Es la voz de la tierra cubana, la voz de la tierra, pura pasión, la emoción más pura, hermana de la libertad. Abrazos amigo

  8. Como el blues, el flamenco, el tango, el fado y tantos otros ritmos, el son es voz de la tierra, bien dicho. Estábamos en plena guerra fría pero eran jóvenes deportistas, no políticos corruptos o enfermos de poder.
    No puedo olvidar, Héctor, la camaradería entre todos a partir de aquel momento. La insalubridad de las noches junto al lago artificial me provocó un fuerte resfriado, mas valió la pena.
    Abrazos, por aquí se casó un príncipe y llueve con constancia.

  9. Gracias, Leandro. Una lectura que une música y deporte, dos cosas que a juzgar por tu blog, te gustan mucho.
    Saludos desde un Polo Norte al fin en verano, aunque lluvioso.

  10. Saludos ernán dezá! Voy a seguir leyendo tus post! Un fuerte abrazo desde un lugar en el que pensaba que hacía frío (10°9)

  11. Hay canciones que con su letra lo dicen casi todo. La música es importante pues con ella se dice que alimenta el espíritu siempre que la interpretación sea justa, correcta y con buena intencionalidad.
    Un saludo cordial amigo Ernán

  12. Gracias Emilio. Muy de acuerdo con que la música es alimento para el espíritu.
    Saludos cordiales.

  13. Genial, como es habitual. No conozco la letra de la canción por lo que no se si tiene algún tipo de mensaje. Eso si, la canción me recuerda a mi profesor de literatura del instituto por una anécdota que tenía con esa canción en sus años de estudiante. Desde entonces, siempre que escucho Guantanamera, me acuerdo de mi profe y su historia.

  14. Un millón de gracias. Me has dejado con deseos de conocer la anécdota.
    Aquí la Guantanamera se utiliza en un anuncio televisivo: Panta mera, que significa: recicla más. Siempre que lo veo recuerdo sus orígenes humildes, de pueblo.
    Espero que Madrid esté tan lindo como siempre, cuando regrese a visitarlo en septiembre. 🙂

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