Cantante, bailarín, compositor, coreógrafo, comediante, buena gente…
Kiko Mendive, no tienes desperdicio. Fuiste tú quién sugirió a Dámaso Pérez Prado irse a México, allí te ganabas los frijoles desde 1941. Naciste en 1919, en el habanero barrio de Los Sitios; apagaste las candilejas en Venezuela, en el 2000.
Los cubanos tenemos una deuda contigo, sin ti la conga, el mambo y otros ritmos afrocubanos no hubieran salido de la isla.
Eras muy joven cuando comenzaste a llenar de rumba las noches de la farándula mexicana. Te escucharon y vieron en teatros, cabarets, bares y salones de baile. Te grabaron, filmaron y admiraron. Deslumbramiento que ganaste con talento, encanto y mucho trabajo.
Desde México nuestra música pasó al norte, donde Machito, Chano Pozo y Mario Bauzá también empujaron. Difusión y calidad, éxito garantizado.
Como Cascarita, el Beny y Laíto Sureda, tenías una voz especial para cantar los sones. Y bailabas como se debe, gozando la música. Contigo danzaron en la pantalla María Antonieta, Ninón, Amalia, Rosa Carmina y cientos de desconocidos en sus casas.
Pedirte disculpas por no ponerte en un altar y darte las gracias, por todo lo que hiciste bien hecho, se impone.
Aché pa’ ti donde estés, muñeco de chocolate.