DESPUÉS DE LA MEDIA RUEDA

Bitácora nostálgica, de un cubano que vive hace más de dos décadas en Suecia

La engañadora y el hombre confundido

20 comentarios

 

Enrique Jorrín dijo por televisión que «La engañadora« era una flaquita que bailaba en el salón de baile del Silver Star. Se ponía relleno en los faroles y en el maletero. Un día descubrieron que toda ella era almohaditas. —solté.

Disculpa jovencito. También ha contado que era una curvilínea que paraba el tráfico en la calle Infanta, otras veces que era una mujer de la vida que caminaba por el Prado cerca de la esquina con Neptuno. —Aclaró Carlos, el hijo mayor de Rósula Nápoles.

No interrumpas más a Carlos. Si es de la farándula, él conoce bien la anécdota.

Abuela Nené marcaba un ritmo implacable en el pedal de su vieja máquina de coser Singer. Nuestro vecino había traído unos pantalones a la señora María (como él la llamaba) para que se los estrechara. «Apretados como tubos, como se usan.» Sus manos revoloteaban, sus cejas depiladas parecían dos antenas de cucaracha, cruzaba las piernas de una manera imposible en un hombre. Mi familia lo recibía, apreciaba y respetaba. A mi hermana y a mí nos gustaba escucharlo. Era fácil sacarle historias con sabor a pecado… Y a mentira.

A principios de 1953, antes de que Batista diera el golpe de estado, me fui a Miami. A bailar de corista en los antros de South Beach, dónde ponían algún que otro espectáculo tropical. Este cuerpo sabe lo que hace. Nunca fui bonito, pero tampoco soy feo que espanta. Unas mangas de rumbero con muchos vuelitos, unas cuantas lentejuelas y a menear el esqueleto comme il faut. Me ganaba los frijoles sin problema. Cuando terminaba me iba a los clubes perversos. No me perdía allí los shows de Manolo Maylán, que fue el mejor travesti que ha dado Cuba, no la china esa, la Musmé, como algunos creen. Es verdad que llegó a actuar en el teatro Shanghai de la Habana, lo que es un mérito para un chinito verdulero, pero hasta Castellano el de «que bueno baila usted» se veía mejor de mujer…

¿No fue a Generoso Jimenez, el músico de Cruces, al que el Beny le cantó eso? ¿El amigo de papi que vive por la fábrica Crusellas? Pregunté, confundido.

A ese le decía «Generoso, que bueno TOCA usted.» Generoso hacía los arreglos, escribía la música y a veces dirigía la banda. En una actuación en Puerto Rico el Beny improvisó el otro estribillo. Castellano era un comediante cubano que se disfrazaba de mujer, en plan gozador. Bailaba muy bien, por eso lo de «Castellano que bueno baila usté.»

No sé de donde sacaste esa historia. Castellano era el utilero de la orquesta. Y el número completo fue una ocurrencia del Beny, pues le faltaban varios minutos para completar un programa radial en Venezuela. Llevaban músicos nuevos y sólo habían montado cinco o seis sones con ellos. Beny le pidió al pianista que arrancara con un tumbaíto y lo siguió la banda. Me lo contó el mismísimo Generoso… bueno, se lo contó a papi, conmigo delante. Metí la cuchareta.

¡Señora María! ¡Este jovencito no deja que uno desarrolle la fantasía! Es desilusionador profesional. Ya se me han quitado las ganas de contar la verdadera historia de «La engañadora«.

Usted Carlos, no le haga caso a Ernán, que es un maleducado. Cuente, que yo lo escucho.

Manolo Maylán, había comenzado a vestirse de hembra fuera del escenario. Se veía muy bien. Una mujer atractiva, sin las exageraciones del mundo de las candilejas. ¿Quién les dice que un americano se volvió como loco con ella? Manolo no lo dejó probar el mantecado, para no desilusionarlo. Al menos, eso parecía. El yanki llegó a obsesionarse de tal manera que le propuso matrimonio. Ahí fue dónde el trasvesti tuvo que aclararle la verdad. Al tipo se le montó el espiritu de John Wayne y cogió una pistola para matar a la pobre loca. Manolo escapó como pudo. Imagínenlo corriendo en tacones por medio Ocean Drive en Miami. El incidente fue de policía y periódicos. «¿Cómo voy a acusarlo? Sólo es un hombre confundido.» Declaró Manolo al periodista del Diario de la Marina que lo entrevistó. Se le quiso dar al affaire un aire de drame passionel para vender la noticia en Cuba. Pero la cosa no era tan complicada.

¿Y eso que tiene que ver con «La engañadora«? eché leña al fuego, a ver como reaccionaba el vecino.

Jorrín, que por cierto también era del Cerro, se enteró de la «confusión» de Miami, se inspiró y compuso su «neodanzón«, como le llamaron al principio al cha cha cha. Después, cuando oyeron como sonaban los pies al bailarlo, le pusieron el nombre que revolvió medio mundo. «Cha cha cha, que rico cha cha cha, bacilón, que rico bacilón.»

El mulato se levantó a echar un pasillo mientras cantaba. Contagiaba. Mi hermana y yo nos sumamos por un buen rato. De «Rico bacilón» pasamos a «El bodeguero«, de este a «Los marcianos« y a «El túnel«. ¡Es tan fácil cantar cha cha chas!

¿Y cómo terminó lo del americano y Manolo Maylán? preguntó abuela Nené, cuando dio la última puntada el pantalón.

Tres o cuatro meses después de la balacera se mudaron juntos. A escondidas, claro. Y jamás volvió a relucir la pistola. El yanki sería mojigato pero no ciego. La nuez de Adán y las manos no engañan. La confusión nunca fue tan grande. Final feliz para todos: travesti, americano, Jorrín y para nosotros los bailadores, porque habrá cha cha cha y «La engañadora« para mucho rato.

 

Autor: ernán dezá

Me las doy de aprendiz de curioso con ambición de croniquista. Ya voy viviendo mi sexta década, parte en Cuba, parte en Suecia. Tengo algunas cosas que contar y otras que mejor no cuento.

20 pensamientos en “La engañadora y el hombre confundido

  1. Preciosas evocaciones, como siempre, con ese regusto agridulce de lo canalla y lo animoso. Un afectuoso saludo

  2. Que placer leer tus cronicas y vivencias ! y mas en mi dia de descanso …. Que siga rodando esta media rueda por los siglos de los siglos …AMEN . Yo le doy mi bendicion .abrazo

  3. …Todo en esta vida se sabe sin si siquiera averiguar… 😉 Y para colmo viene un personaje como tu vecino y le pone más sal a cualquier verdad jajaja Me hizo recordar a un buen amigo de la familia al que yo de niña anunciaba: «mima por ahí viene Tía Tata Cuenta Cuentos» y yo calladita para que mi abuela no me mandara a otro sitio.

  4. «La engañadora» y Benny Moré, Don Benny, cuanta dulzura musical y cuantas emociones despiertan estos videos indispensables para empezar bien la semana. Abrazos.

  5. Ahh y con tu permiso lo subo al éter de las redes para conquistar corazones. Más abrazotes

  6. Qué anécdotas más agradables nos cuentas. Creas adicción de las sanas

  7. Gracias, amigo.
    Estaba leyendo tu interesante entrada sobre «La felicidad» y recordé que la satisfacción tiene mucho que ver con la acogida de lo que uno hace. Cuando comparto estas evocaciones de mi «bendito arrebato», como tú le llamas, avanzo solo un camino a medias, después llego a mi destino con ustedes, los lectores que se convierten en compañeros de viaje. Eso me hace disfrutar tres veces el recorrido.
    Gracias, otra vez.

  8. Ay Willy mío! No sabes lo que me complace que te guste. Riguito era vecino de Generoso Jiménez y lo recordé mucho al escribir este post. Ojalá lo lea…
    Un abrazo bien fuerte.

  9. Lo curioso es que me hubiera gustado que muchas de las anécdotas de Carlos fueran verdad, les ponía un saborcito depravado a todas, subiéndole la sal. Y no dejaba títere con cabeza: Bola de Nieve, Esther Borja, Marlon Brando, Errol Flynn, Sommerset Maugham, Graham Greene, Isolina Carrillo, Olga Guillot, Armando Bianchi, Lezama Lima, Gina Lollobrigida… A todos les sabía algo. Lo mejor era la manera que lo contaba. La Tía Tata se quedaba chiquita… Algunas eran leyendas urbanas, otras verdades exageradas con su viso muy realista. Ya dejaré caer algunas otras por aquí.
    Un abrazo fuerte.

  10. Mi buen Manolíto:
    Sabes que me siento muy bien en tu casa, en buena compañía siempre. Gracias a tí, y si conquistas corazones mejor. Buena suerte con eso y lo demás. Aquí te regalo un video, que por desgracia no se escucha bien, pero los bailarines son una pasada…

  11. Gracias Eduardo, yo soy loco a la música country (hace falta decirlo?) y me da el mismo gusto visitarte y leerte. Saludos.

  12. Muchas gracias por el regalo: im…presionante el bailongo, penita del sonido, es verdad, pero muy agradecido. Hasta otra.

  13. Entonces el traveston termino con el yanki. Joer me he liado. Le saco la pistola y luego a 20 pezuñas. En fin, tango de vida esta. El beny de cualquier forma, el verdadero bárbaro. A cuidarse

  14. El Beny también me hipnotiza, además de tus crónicas de cine. Estoy a punto de caramelo para publicar dos o tres de las mías por aquí. Quizás no gusten mucho, pero sabes bien que las películas forman parte importante en la vida. Algunas sorprenden, otras ilustran, otras nos tocan dentro.
    El travestón se llevó el gato pistolero al agua, nada inusual, te aseguro. 🙂
    Saludos, ya vestidos con bermudas y manga corta.

  15. Pues si, alguna vez te contare mis aventuras en la noche de miami ,con un digamos que hombre en cuerpo de mujer.

    Extravanganza se llamaba y era una autentica reina, tenia hasta un programa de tv de lo mas visto.
    Joer anda que no me habré reído con ella y aunque imagino que tendría sorpresa. Su cuerpo era de escándalo……Y espero esas criticas de cine. Cuidate

  16. No dudes ni un segundo de que si Moré estuviera vivo cantaría sin rubor, «Ernancito qué bueno escribe usté»…

  17. A veces un humilde «Gracias» no es suficiente. Ernancito responde ruborizado y contento. Abrazos, amigo Ángel.

  18. Eso siento yo muchas veces, Ernán, que a veces agradecerte este reencuentro con la escritura emocionada e intensa, con tu recuerdo hecho de todos, se queda corto… Un abrazo!

  19. Don Felicius:
    Continúo ruborizado. «Modesto» Deza no cree que se merezca tantos comentarios positivos. Una vieja costumbre de su familia. 🙂
    Un abrazo.

Replica a gorriondeasfalto

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.